- PABLO ONTIVERO/AUTOR
- Narrador. Escritor, dibujante e historietista. Pablo Ontivero nació en Buenos Aires en 1984. Estudió cine, dibujo e historieta. Es historietista independiente y ha trabajado en cine, tv y teatro. Actualmente trabaja en una novela gráfica y dicta clases de dibujo e historieta. CONTACTO: pablo.m.ontivero@gmail.com
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jueves, 20 de octubre de 2011
18:48 | Publicado por
PABLO ONTIVERO/AUTOR |
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Dentro de poco saldrá "Fantáspolis". Una antología de relatos de terror, fantasía y ciencia ficción en la que tuve el placer de participar como invitado como escritor e ilustrando la portada. Aquí les dejo uno de los tres cuentos que conforman el tríptico que saldrá en el libro:
HORA DE COMER
Martín cerró los ojos solo para comprobar que la oscuridad dentro y la oscuridad fuera eran dos cosas distintas. Solo para recordar que él tenía límites, que había algo que transcurría “fuera” y algo que transcurría “dentro”. Allí dentro en esa oscuridad total, había algo. Y ese algo era él. Allá afuera estaba la realidad concreta. Esta distinción que parece tan simple, para Martín Emiliano Tangredi ya no lo era. Volvió a abrir los ojos y al encontrarse con una oscuridad no total, sino salpicada de estrellas, se sintió aliviado. Luego se retiró somnoliento de la ventana.
El tiempo pasaba, ahora la Tierra era una imagen vaga, lejana. Se perdía en la oscuridad de los recuerdos, de la misma manera que se perdía en la oscuridad del espacio la última vez que la había visto.
El frío del piso blanco inmaculado hizo reaccionar a su cuerpo con un temblor. Al mirarse, se preguntó cuantos días llevaría en ropa interior. Una voz interrumpió sus pensamientos.
Hora de comer, señor Tangredi
La voz fría pero familiar le recordó, junto con un gruñido de su estómago, que ya había pasado un tiempo considerable desde la última vez que había comido. Si eran horas, o un día entero, no lo sabía.
Detrás de él, sobre un dial de puntos lumínicos una luz rojiza se movía de un lado a otro a medida que la voz mecánica hablaba.
Hora de comer, Teniente Tangredi, repitió la voz suavemente.
¿Dónde desea comer?
Tangredi se dio vuelta, pensó un momento y luego dijo con complacencia:
-En el living de casa.
Unas luces salieron en todas direcciones del computador que cubría la pared.
La luz artificial borró el espacio exterior fuera, y el interior se desdibujó y se transformó en otra cosa.
Tangredi ya no vestía su camiseta y calzoncillos reglamentarios sino una cómoda bata. Se sentó en un living bajo la luz resplandeciente de la mañana que entraba a través de una gran ventana balcón. Respiró profundamente, y miró hacia fuera, donde estaban las plantas y el jardín.
Luego, oyó un ruido de cubiertos detrás de él y se dio vuelta con calma. Una mujer joven de cabello castaño recogido lo saludaba con inconfundible alegría:
-Buen día amor.
-Buen día mi cielo… -contestó Tangredi.
La tapa del libro cuando aun estaba en proceso
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